LA CONFORMACIÓN
DEL PROYECTO SOCIALISTA EN YUCATÁN DURANTE LA REVOLUCIÓN MEXICANA (1910-1923).
Rafael
Demian Avila Amezola
El
lugar del indio maya en la comunidad como ciudadano libre, autosuficiente y
seguro de sí mismo, determinará la medida en que los sacrificios de la
Revolución tendrán que ser justificados.
Felipe Carrillo Puerto.
1. Introducción
El presente trabajo tiene por objeto trazar un breve
esbozo biográfico sobre Felipe Carrillo Puerto, gobernador de Yucatán de 1922 a
1923; y personaje que logró implantar en un muy breve período de tiempo, una
serie de reformas políticas, económicas y sociales de gran calado, las cuales
pretendían transformar de manera radical la realidad social de Yucatán en
general, y la del proletariado agrícola maya de la región en particular. En este
breve pero sustancial periodo de gobierno que fue abruptamente interrumpido por
la infructuosa rebelión Delahuertista -la cual se convirtió en una oportunidad
invaluable para la burguesía local en su lucha por reinstaurar el orden de
dominación que existía previamente- se promulgó una importante reforma agraria
que permitió -al menos de manera temporal- la desarticulación de gigantescas haciendas
que existían en el estado; se estableció la educación racionalista y se
fundaron dos universidades; se otorgó el derecho al sufragio femenino; y se
fijó un salario mínimo. Esto por mencionar sólo algunas de las acciones emprendidas
por el gobierno de Carrillo Puerto, quien murió fusilado en enero de 1924.
Es evidente que este limitado ejercicio biográfico
tiene la finalidad de analizar, antes que las cuestiones inherentes a la vida
personal de Felipe Carrillo Puerto, la cual por cierto está llena de episodios por
demás atrayentes (su breve estancia en un circo, su pasión por la música, su
formación teórica y política autodidacta, los diversos empleos que desempeñó en
su juventud, el trágico idilio amoroso que mantuvo con la reportera
estadounidense Alma Reed, etc.) las condiciones económicas, políticas y
sociales que existían en Yucatán antes de que este asumiera la gubernatura del
estado; y también las condiciones imperantes durante el breve período de tiempo
en el cual se mantuvo al frente del poder. Esto con el objetivo de determinar cuáles
fueron los factores que coadyuvaron para que un proyecto de esta índole, “el
más radical de los experimentos sociales en la América Latina de la primera
mitad del siglo XX” (Yankelevich, 2005:164) se pudiera materializar de forma parcial
en esa zona del país.
Para lograr dicho objetivo se ha dividido el presente trabajo
en cuatro partes, a saber: A) Desarrollo
de la industria del henequén en Yucatán; la cual intenta hacer un breve
análisis de las condiciones que coadyuvaron para que se adoptara esta actividad
agroindustrial como la principal fuente de riqueza de la región, y también las
consecuencias que esta tuvo en el tejido social. B) La guerra de castas, la cual hace un breve recuento de las
causas de este conflicto armado; sus características más destacables y el
desarrollo y conclusiones que tuvo. C) La
llegada de la revolución a Yucatán, la cual está marcada, principalmente,
por el arribo del general Salvador Alvarado a la península en 1914. En esta
parte se analizarán las resistencias que enfrentó y el proyecto político que
intento desarrollar; y D) Estudio
biográfico sobre Felipe Carrillo Puerto, el cual describe sus primeras
incursiones en el terreno de la lucha política; su breve adhesión al zapatismo;
su formación teórica e ideológica; la obtención de la gubernatura a través del
Partido Socialista del Sureste (PSS) y, sobre todo, las acciones que realizó
durante los 20 meses de gobierno, además de las causas que llevaron a su
asesinato en 1924.
2. Desarrollo de la industria del henequén en Yucatán
El estado de Yucatán está situado en el extremo norte
de la península de Yucatán y su territorio se caracteriza por la ausencia de
una orografía considerable y por el hecho de que sus flancos se hallen rodeados
por mares. Estas condiciones geográficas han dado como resultado, por un lado, que
cuente con un clima peculiar que ha permitido al Estado contar con una enorme
biodiversidad; mientras que por el otro,
su misma condición geográfica coadyuvó a que por mucho tiempo la península
estuviera en una especie de aislamiento histórico con respecto a otras regiones
del país. A decir de Mario Gill, Yucatán había permanecido -debido al
“alejamiento del centro político del país y a la falta de comunicaciones”- ajeno
a los procesos revolucionarios de 1810 y 1910 (2012:13). En este sentido, es
probable que dicho aislamiento permitiese que los indígenas mayas de la región
padecieran la esclavitud, “una realidad impuesta por una burguesía cerrada a
toda influencia progresista, por la llamada «casta divina», dueña de la riqueza
de la entidad: el henequén.” (13).
No obstante lo anterior, a decir de Armando Bartra, lo
que genera esta realidad local, más que el aislamiento, es “la división
internacional del trabajo que imponen el colonialismo y después el
imperialismo” (2015:9); hecho que llevó a Yucatán al abandono, a partir de la
segunda mitad del siglo XIX, de la diversidad agrícola que poseía, para adoptar
la siembra masiva y casi exclusiva del henequén, buscando con ello satisfacer “la
gran demanda de hilos para engavillar trigo, resultante de la masiva
incorporación de trilladoras a la agricultura estadounidense” (10). Esta
dinámica económica genera un entorno de explotación y despojo que Bartra
describe así: “Para fines del siglo XIX no se intercambian en Yucatán más que
dos mercancías: henequén y mayas esclavizados” (11). En este sentido, resulta importante
mencionar que para poder llevar a cabo la industrialización de la producción
henequenera se dispusieron de enormes extensiones de tierras cultivables, las
cuales habían sido previamente despojadas a sus ocupantes originarios, las comunidades
de campesinos mayas. En este sentido es posible observar que “en 1883 los
plantíos abarcan 40 mil hectáreas, 160 mil en 1910 y 400 mil en 1917”
(González, 1970:182-186 apud Bartra, 2015:10). De igual manera, Yucatán
registró un crecimiento constante y regular de esta actividad económica,
especialmente desde los años 70 del siglo XIX. “A partir de 1873 […] se
advierte una curva ascendente en la exportación de la fibra: en ese año, es de
31,000 pacas; en 1875 […] 45,000 y en 1880 […] 113,000” (Orosa, 1983:15).
Por otra parte, Kenneth Turner, quien afirmaba que el
clima y el suelo de Yucatán favorecía a “esas resistentes especies de plantas
centenarias que producen el henequén o fibra de sisal” (1911/1999:4);
escribiría lo siguiente: “¿Esclavitud en México? Sí, yo la encontré en la
península de Yucatán” (3); y en este mismo sentido menciona que:
Los 50 reyes del
henequén viven en ricos palacios en Mérida y muchos de ellos tienen casa en el
extranjero. Viajan mucho, hablan varios idiomas y con sus familias constituyen
una clase social muy cultivada. Toda Mérida y todo Yucatán, y aún toda la
península, dependen de estos 50 reyes del henequén. Naturalmente, dominan la
política de su Estado y lo hacen para su propio beneficio. Los esclavos son: 8
mil indios yaquis, importados de Sonora, 3 mil chinos (coreanos) y entre 100 y
125 mil indígenas mayas, que antes poseían las tierras que ahora dominan los
amos henequeneros (5).
Es importante destacar que una de las principales casas
comerciales beneficiadas por el auge del mercado henequenero fue la O. Molina y Cía., propiedad de Olegario
Molina Solís, quien fuera tal vez el más importante líder de la oligarquía
productora del henequén (La Revolución mexicana en Yucatán, 2015). Este hombre
contaba con
una brillante
trayectoria en los ámbitos comercial y mercantil tanto en la península como en
el extranjero, y sobre todo con muy buena relación con […] el secretario de
Hacienda José Yves Limantour, el abogado y senador Joaquín Casasús y los
hermanos Justo y Manuel Sierra Méndez” (Pérez Sarmiento, 2006:52).
El apoyo que el centro le brindara a Molina le
permitió ser gobernador de Yucatán de 1902 a 1906 y reelegirse en el cargo para
el periodo 1906-1910, hecho que resulta completamente inédito en la historia de
Yucatán. Sin embargo, Molina no concluirá su segundo periodo, ya que en 1907 será
nombrado Secretario de Fomento por parte de Porfirio Díaz, dejando en el cargo
a Enrique Muñoz Aristegui, uno de sus más cercanos socios y colaboradores (La
Revolución mexicana en Yucatán). Nuevamente es Kenneth Turner quien se refiere
a él de la siguiente manera:
El principal entre los
reyes del henequén de Yucatán es Olegario Molina, ex gobernador del Estado y
secretario de Fomento de México. Sus propiedades, tanto en Yucatán como en
Quintana Roo, abarcan más de 6 millones de Ha.: un pequeño reino (5).
Resulta pertinente mencionar que desde la primera
década del siglo XX, el mercado del henequén comienza a mostrar claras muestra
de estancamiento como resultado de su marcada dependencia con respecto al
comercio exterior, por lo que ya para 1918, y después del enorme auge
experimentado a causa de la Primera Guerra Mundial, el mercado se viene abajo y
es así como “el boom del oro verde
llegaba a su fin. La Internacional Harvester y la ambición de Olegario Molina
fueron dos obstáculos insalvables para la industria henequenera. Además, no
tardarían en entrar al mercado nuevos productores de fibra como Kenia,
Tanganica, Sumatra y Java” (Moreno, 2005:14-15). Finalmente, esta industria tomará
un rumbo completamente distinto con la llegada del Gral. Salvador Alvarado a la
península, quien con “préstamos forzosos a la burguesía henequenera trató de
reestructurar la organización social del estado y crear nuevas relaciones de
producción” mediante la fundación de la Comisión Reguladora del Comercio del
Henequén (Gill, 2012:15). Estos hechos marcarán el fin de la industria del
henequén, etapa de desarrollo que impone “un brusco quiebre en el curso de formaciones
agrarias locales de origen colonial que se ven abruptamente arrastradas al
torbellino del capital transnacional”. Esta industria se convertirá en un claro
ejemplo de “modernidad canalla” (Bartra, 2015:9).
3. La guerra de castas
4. La llegada de la Revolución a Yucatán
En la actualidad parece existir cierto consenso en
algunos trabajos historiográficos con respecto al carácter burgués de la
Revolución mexicana. Al respecto, Enrique Semo afirma que “La revolución
mexicana es el concepto fundamental de la ideología burguesa en nuestro país”
(1986:135). Siendo así es posible afirmar que este proceso social vino a
fortalecer las bases materiales del desarrollo capitalista en México (Aguilar Camín,
1986:12-13), puesto que terminó por
desmoronar el “Antiguo Régimen liberal-oligárquico” (Gilly, 2003:37) y dio paso
a un nuevo orden político que algunos estudiosos han calificado de bonapartista. En este sentido, Carlos
Sevilla menciona lo siguiente con respecto al término acuñado por Karl Marx en El dieciocho brumario de Luis Bonaparte:
La manera en que México
se desarrolló dentro de la estructura de la división internacional del trabajo
produjo profundas contradicciones en la formación social interna. Estas
contradicciones, que encontraron su expresión más radical en la insurrección campesina
a través de casi todo el país, produjeron una revolución peculiar. […] ni la
burguesía ni el proletariado de México habían alcanzado la madurez necesaria
para dirigir una reorganización de la sociedad. El resultado de esto fue que se
produjo un vacío político que duró alrededor de una década, durante la cual
tuvo lugar una larguísima guerra civil […] los grupos que se formaron durante
la guerra civil establecieron un gobierno bonapartista.
El bonapartismo
mexicano se caracteriza, como otros gobiernos bonapartistas que algunos países
han experimentado, pos su papel de árbitro entre las clases en pugna, cuyas
fuerzas están enteramente divididas (1975:201).
Sólo así, mediante la instauración de un régimen
político con las características recientemente descritas, es posible entender
“la conciliación de clases y grupos que integraban la sociedad
posrevolucionaria” (Córdova, 1973:268) y que se encontraban reconocidas en la
Constitución de 1917.
No obstante lo anterior, resulta pertinente plantearse
una serie de cuestionamientos con respecto al carácter innegable, pero no por
ello, exclusivamente burgués de la Revolución mexicana. En este sentido,
resulta claro que la gran gesta armada del siglo XX en México no fue un proceso
homogéneo y monolítico, integrado por demandas puntuales que apuntaran hacia la
construcción de un solo proyecto de nación, o conformado por actores unificados
en torno a un único programa de lucha. Este amplio abanico de posturas político-ideológicas
y de demandas variadas y heterogéneas dio como resultado la conformación de
cuatro facciones que se caracterizaron por contar –a diferencia del maderismo,
el carrancismo y el obregonismo- con una fuerte base campesina y proletaria.
Tres de ellas son descritas por Arnaldo Córdova como “La otra revolución”
(142), y estas eran encabezadas por Francisco Villa, Emiliano Zapata y Ricardo
Flores Magón (144-147). La otra vertiente, a la cual Córdova no hace alusión,
es la encabezada por Felipe Carrillo Puerto en Yucatán.
Siendo así, es necesario observar que el primer atisbo
revolucionario en la península yucateca ocurre en 1909, cuando José María Pino
Suárez decide contender por la gubernatura del Estado, al igual que Delio
Moreno Cantón y Enrique Muñoz Arístegui. Luego de la contienda electoral, asume
el cargo Muñoz Arístegui, candidato oficialista que -como ya se mencionó-
mantenía fuertes vínculos comerciales con Olegario Molina. La elección generará
una enorme desconfianza y esto orillará al surgimiento de “La primera chispa de
la Revolución”, un levantamiento armado en la ciudad de Valladolid, Yucatán, el
4 de junio de 1910 (Berzunza, 2001:13). A la postre, la administración de Muñoz
Arístegui se caracterizará por un presentar un cúmulo de situaciones
conflictivas, hecho que lo orillará a abandonar el cargo para ser sustituido
por el Gral. Luis C. Curiel, el último gobernador porfirista. Ya para 1911, y
luego del destierro de Díaz y del triunfo maderista, Pino Suárez asumirá la
gubernatura del Estado por un breve período (Orosa, 1983:25).
Posteriormente, y luego del desenlace de “La decena
trágica”, cuatro hombres distintos -todos cercanos a Victoriano Huerta- gobernaran
Yucatán entre 1913 y 1914. Sin embargo, esta situación comienza a cambiar luego
de que las fuerzas usurpadoras de Huerta son derrocadas y en 1914 Carranza
designa al teniente coronel Eleuterio Ávila como gobernador del Estado. Este
personaje decretará la liberación de mozos mediante la cancelación de cualquier
tipo de deuda de parte de los peones (Bartra, 2015:16). Posteriormente, en 1915,
nuevas fuerzas carrancistas encabezadas por el general Salvador Alvarado
llegarán a Yucatán con el objetivo de sofocar el levantamiento separatista del también
carrancista Abel Ortiz Argumendo, sucesor de Ávila (SEP, 2014:51). Es así como
Alvarado, “con su muy particular ideología basada en las tesis
anarcomagonistas” (Gill, 2012:14) impulsa el desplazamiento de los mozos fuera
de las fincas y haciendas en busca de trabajo. Este hecho sólo se puede dar
mediante de un nuevo decreto tendiente a la eliminación de las tiendas de raya
(Bartra, 2015:15), situación que genera una enorme resistencia por parte de la
oligarquía yucateca, la cual se traduce en levantamientos que son fácilmente derrotados
por Alvarado, quien finalmente es impuesto como gobernador del estado por parte
de Carranza.
Ya como gobernador, Alvarado desarrolla las siguientes
acciones:
Durante su
administración, liberó al indio y al mestizo; dignificó a la mujer celebrando
el primer Congreso Feminista en México (1916); fundó escuelas en el campo;
impulsó las asociaciones obreras, se instaló una filial de la Casa del Obrero
Mundial; organizó sociedades cooperativas; fundó bibliotecas populares y
centros de enseñanza laica, como las escuelas de Agricultura, de Artes y
Oficios, de Bellas Artes y la Libre de Derecho; […] destruyó los trust extranjeros regenteados por el
español Avelino Montes y Olegario Molina; salvó la producción henequenera de la
sobreexplotación; […] implantó la jornada de trabajo de ocho horas; […] expidió
una importante ley de expropiación de tierras. (SEP, 2014:51-52).
Como se puede observar, Alvarado es un “un reformador
que, como Saint Simon, confiaba ciegamente en el progreso científico y como
Henry George creía en un capitalismo con rostro humano” (Bartra, 2015:24) Esta
concepción política que logra desarrollar en Yucatán sobre lo que debe ser la
revolución, lo llevará a establecer una alianza estratégica con los pequeños
productores de henequén y con la clase obrera de la península para contar con
una base social que le permita concretizar reformas progresistas que beneficien
a los campesinos mayas. Esto le facilitará entablar una renegociación de las
condiciones de producción y venta del henequén tanto con los finqueros más
poderosos de Yucatán (“la casta divina” que es como el propio Alvarado los
llamará) como con las transnacionales estadounidenses. No obstante, a decir de
Bartra, la visión de Alvarado sigue estando sesgada con respecto a los
indígenas, a quienes considera seres incapaces de comprender la necesidad
imperiosa del progreso y a quienes es necesario educar, con la intención de
convertirlos en seres productivos (24).
Posteriormente, Alvarado se ve obligado a dejar la
gubernatura del Estado el 1 de febrero de 1918, debido a que el artículo 115 de
la recién promulgada Constitución le impedía seguir al frente del estado por no
ser originario de Yucatán (Moreno, 2005:15). Ante esta situación, Álvaro Torre
Díaz queda al mando y Felipe Carrillo Puerto es electo gobernador interino.
Posteriormente, el Partido Obrero Socialista (POS)
que surge “bajo los auspicios de Alvarado, el 2 de junio de 1916” (Berzunza,
2001:19) postula al sindicalista ferrocarrilero Carlos Castro Morales como
candidato a gobernador, quien competirá contra el Partido Liberal Yucateco
(PLY) el cual encabezaba Bernardino Mena Brito -hombre cercano a Venustiano
Carranza- y que tenía como principal objetivo, debilitar la influencia del
socialismo en la península, ya sea por la vía electoral o por la vía de la
armas. A decir de Orosa, “la campaña electoral tuvo perfiles peculiares que
mostraron el inicio de una prolongada lucha” (1983:36), lo que llevó a un clima
de intolerancia y violencia originada por las diferencias surgidas debido a la
gestión de Alvarado.
Finalmente, Castro Morales gana la elección y su
triunfo abre paso a la “primer legislatura revolucionaria del estado”, y a que
él se convierta en “primer mandatario constitucionalista de la era
revolucionaria, y primer gobernante que provenía de la clase obrera” (37). Es
así como la causa socialista toma fuerza y genera un fuerte malestar en Carranza,
quien no estaba dispuesto a permitir que el proyecto de transformación social que
había comenzado Alvarado y que ahora se radicalizaba con la adopción de la
lucha de clases como estrategia, continuara fortaleciéndose (39). En este
sentido es necesario mencionar que a partir de 1919 se desata en el estado una
fuerte campaña de represión en contra del Partido Socialista de Yucatán (PSY) -nuevo
nombre del POS- la cual es orquestada desde la capital. Siendo así, el local de
las oficinas centrales del PSY son incendiadas y sus militantes perseguidos y
encarcelados. “Perseguían ciudadanos, los masacraban, quemaban las casas de los
campesinos y quemaban los locales del Partido” (Berzunza, 2001:33). Sin embargo,
para 1920, el “Movimiento de Agua Prieta, que dio al traste con el régimen
carrancista” y que era acaudillado por Álvaro Obregón, Adolfo de la Huerta y
Plutarco Elías Calles, permitirá que el proyecto del PSY se implante en la
península, gracias a la enorme base que había construido mediante la
conformación de las Ligas de la Resistencia (Castro, 2014:192). En este
sentido, será Felipe Carrillo Puerto el personaje que se posicione como el
principal constructor del “socialismo olvidado de Yucatán”.
4. Estudio biográfico sobre Felipe Carrillo Puerto
Felipe Santiago Carrillo Puerto, también conocido como
“El Cristo Rojo”, “El Apóstol de la Raza de Bronce” o “El dragón de los
ojos verdes” (INEHRM, 1985:11) nació en
la ciudad de Motul, Yucatán, el 8 de noviembre de 1874.
Es el segundo de 14 hijos que procrean Justiniano Carrillo y Adela Puerto. Su
padre era un militar retirado que durante algún tiempo tuvo a su cargo la
jefatura política de Motul, y que para el momento en que nace Felipe Carrillo
Puerto es dueño de una tienda (Orosa,
1983:17-18). Como se puede observar, el nacimiento de Carrillo Puerto se da
dentro del contexto de una dinámica social sumamente convulsa, ya que además de
la implantación de la industria henequenera y la Guerra de Castas, en 1876 es
lanzado el Plan de Tuxtepec por parte de Porfirio Díaz, desconociendo el
gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada, situación que orillara a Eligio Ancona,
gobernador de Yucatán, a deponer el cargo manos del general Protasio Guerra (13-14).
Es dentro de este complejo entretejido social donde Carrillo Puerto aprende el
maya con gran fluidez; y aunque su educación formal es poco extensa (sólo
concluye la primaria), se sabe que en su juventud tiene oportunidad de leer a
Proudhon, Kropotkine, Bakunin, Reclus y Marx, gracias a la influencia de un
párroco español de Motul llamado Serafín García (18-19).
Desde muy joven se involucra en protestas realizadas
por las poblaciones campesinas de la región. Prueba de ello es su breve encarcelamiento
en el año de 1892 –antes de cumplir la mayoría de edad- el cual fue motivado
por encabezar el derrumbamiento de una cerca construida por hacendados del
poblado de Dzununcán, la cual impedía el paso a la población de Kaxatah
(INEHRM, 1985:11). En 1907 vuelve a visitar la cárcel –esta vez por un lapso de
dos meses- acusado de “ultraje a funcionarios públicos”, cargo impuesto debido
a las fuertes críticas que realizadas en contra el gobernador Olegario Molina
Solís desde el diario El Heraldo de Motul,
propiedad del poeta Delio Moreno Cantón (Oroza, 1983:23). Posteriormente, en el
año de 1909, Carrillo Puerto forma parte del Centro Electoral Independiente, el
cual postula como candidato para la gubernatura de Yucatán al mismo Moreno Cantón,
quien competía contra José María Pino Suárez -candidato de filiación maderista-
y contra Enrique Muñoz Arístegui, gobernador interino del estado que pretendía
reelegirse en el cargo y que contaba con la protección y el apoyo de Molina
Solís (Castro, 2014:190), que había dejado el cargo para convertirse, como ya
se mencionó antes, en Secretario de Fomento de Porfirio Díaz. Durante este
periodo, Carrillo continua con su labor periodística en El Heraldo de Motul, el cual es clausurado por las autoridades
estatales, y en el Diario de Yucatán,
que también es propiedad de Moreno Cantón (INEHRM, 1985:12). +
Ya en 1911, poco después del levantamiento maderista,
Carrillo Puerto hace un viaje a Nueva York para conseguir ayuda financiera y
armas en favor de la Revolución (Castro, 2014:191). De regreso en Yucatán, y
con Pino Suarez como gobernador designado por la legislatura local, Carrillo
Puerto es encarcelado por el asesinato de Néstor Arjonilla y permanece en la
cárcel hasta 1913 (Orosa, 1986:25). Con respecto a este suceso, se cuenta con información
coincidente en el sentido de que Arjonilla había sido contratado por parte de
algunos hacendados henequeneros para que asesinara a Carrillo Puerto. No
obstante, este falla en su cometido y Carrillo, en defensa propia, termina asesinándolo.
Siendo así, Felipe Carrillo Puerto aprovecha su estancia de poco más de un año
en la cárcel para traducir al maya la Constitución de 1857. Ya una vez puesto
en libertad, y con la llegada a la gubernatura por parte del carrancista Eleuterio
Ávila, Carrillo Puerto decide salir del estado para unirse brevemente a las
filas del General Manuel Castilla Brito en Campeche, y posteriormente a las de Emiliano
Zapata en Morelos (Berzunza, 2001:16). Al respecto, Moreno Acevedo escribe lo
siguiente:
Atraído por el
movimiento zapatista, Felipe le escribió al general Emiliano Zapata y le
manifestó sus simpatías por las propuestas del Plan de Ayala. La respuesta fue
pronta y marchó al centro del país. Carrillo destacó en las filas zapatistas y
alcanzó el grado de coronel de caballería. Además, formó parte de la Tercera
Comisión Agraria del distrito de Cuautla. (2005:14).
Sin embargo, para 1915, y luego de la llegada del
General Salvador Alvarado a Yucatán, Carrillo Puerto decide regresar a su
tierra natal tras enterarse de que se está realizando un reparto de tierras en beneficio
del campesinado maya, y tras una breve estancia en “Nueva Orleans, donde su
presencia no pasa desapercibida al cónsul de México” (Bartra, 2015:31) llega a
la península y busca entrevistarse con Alvarado, quien paradójicamente decide
encarcelarlo por sus posturas anti-constitucionalistas, las cuales se han
fortalecido tras su experiencia con el zapatismo. No obstante, Carrillo Puerto
es liberado con prontitud para adherirse a las acciones emprendidas por el
gobierno revolucionario y es puesto al frente de la Comisión Agraria de
Yucatán, lugar desde el cual desarrolla un gran activismo político en favor del
recién formado Partido Socialista Obrero (PSO). “Bajo los auspicios de
Alvarado, el 2 de junio de 1916, se conformó el Comité Organizador del Partido
Socialista Obrero […] Los objetivos del partido eran mínimos: el mutualismo, el
cooperativismo y la bolsa de trabajo.” (Berzunza, 2001:19). El naciente
organismo político estaba “integrado por la corriente anarcosindicalista de la
Casa del Obrero Mundial” (Moreno, 2005:15).
Una vez al frente de la Comisión Agraria de Yucatán,
Carrillo Puerto realiza una importante labor que Oroza describe en los
siguientes términos:
Como propagandista en
lengua maya –de la que tenía un extraordinario dominio […]- Felipe Carrillo
Puerto recorrió el territorio yucateco llevando a pueblos y haciendas de las
diversas categorías, la doctrina revolucionaria y explicando el contenido y el
alcance de cada una de las leyes y medidas promulgadas en favor de los
campesinos. (1983:34).
Esto le permitió al POS integrar una base campesina
que no había sido tomada en cuenta al momento de ser fundado, mediante la
creación de las Ligas de la Resistencia,
especie de «soviets»
locales coordinados por una Liga Central en Mérida. Los hacendados y dueños de
empresas vieron con asombro cómo sus peones y empleados se agrupaban en las
«ligas», acudiendo a las reuniones y mítines socialistas donde escuchaban
palabras como «lucha de clases», «capitalismo» y «plusvalía»” (Sandoval
Viramontes y Mantilla Gutiérrez, 1994:163 apud
Castro, 2014:192).
Las Ligas de la Resistencia se caracterizaron por
contar con una “estructura de base que hacía de la Organización Revolucionaria
Yucateca partido de masas” (Bartra, 2015:30). Además de su labor al frente de
la Comisión Agraria de Yucatán, iniciada en 1915, Carrillo Puerto se postulará
en las elecciones convocadas para integrar el Congreso Constituyente de
1916-1917 y será electo como suplente de Manuel González. Sin embargo, nunca
participará en las sesiones realizadas en Querétaro (Orosa, 1983:35).
Por otra parte, en 1917, Alvarado se ve obligado a
declinar en sus aspiraciones por mantenerse como gobernador del estado, debido
a la promulgación de la Constitución, la cual le impedía seguir en el cargo por
no haber nacido en Yucatán. Debido a ello se designa como candidato a Carlos
Castro Morales, ferrocarrilero sindicalista que fungía como presidente del POS.
Castro Morales renuncia a la dirigencia del Partido y en su lugar es electo
Carrillo Puerto, quien rebautiza al POS con el nombre de Partido Socialista de
Yucatán (PSY) (Berzunza, 2001:20). De esta manera, Carrillo establece los “lunes
rojos” y los “jueves agrarios”, acciones
que le facilitan el establecimiento de un “contacto permanente con los
campesinos, así como contribuir a su formación ideológica y política” (Moreno,
2005.15). En 1918 Alvarado deja la gubernatura del estado y queda a cargo de
manera provisional Álvaro Torre Díaz. Sin embargo, el 16 de marzo es electo
como gobernador interino Felipe Carrillo Puerto, quien para ese momento era el
hombre más importante en la escena política de Yucatán. En esta primera
experiencia al frente del Estado, la cual dura menos de un mes (13 de noviembre
al 2 de diciembre del 1918), promulga “un nuevo Código de Trabajo del Estado de
Yucatán”, y en noviembre de ese mismo año es electo “diputado local y
presidente de la legislatura correspondiente” (15).
El año de 1918 es fundamental en el proceso
revolucionario de Yucatán, ya que las elecciones para la gubernatura son
ganadas por el PSY, que para ese momento aglutinaba no sólo a obreros y
campesinos, sino también a grupos de artesanos organizados (Berzunza, 2001:25).
El candidato del PSY, Castro Morales, vencería en las urnas al Coronel
Bernardino Mena Brito, apoyado por Carranza y postulado por el Partido Liberal
Yucateco (PLY), organismo de reciente creación que había sido formado,
exprofeso, para detener el avance del socialismo que encabezaban el PSY, las
Ligas de la Resistencia y Carrillo Puerto en el estado. En ese sentido, la
exitosa campaña electoral del PSY ejemplifica con claridad lo que Orosa Díaz
describe acertadamente de la siguiente manera:
en Yucatán, la campaña
electoral tuvo perfiles peculiares que mostraron el inicio de una prolongada
lucha entre quienes se inclinaban por la transformación social y política de
acuerdo con los postulados revolucionarios y el amparo de los nuevos
ordenamientos constitucionales, y los que, inconformes con dichos fines
reformistas, buscaban las oportunidades democráticas que ofrecía la estructura
institucional creada por el Congreso de Querétaro, para oponerse a ella, en
concordancia con su extracción conservadora y la lógica defensa de su interés (1983:36,37).
La situación arriba descrita muestra la manera en que la
lucha de clases en Yucatán comenzaba a entrar en una etapa claramente
ascendente. Un ejemplo más de ello es el Primer Congreso Obrero Socialista de
Motul, realizado del 21 al 31 de marzo de 1918, y que fue presidido por
Carrillo Puerto, quien tuvo una participación fundamental y que para esos
momentos se desempeñaba ya como diputado local. El Congreso aprueba, entre
muchas otras cosas, la creación de Cooperativas de consumo; la educación pública
y rural con métodos pedagógicos extraídos de la escuela racionalista; y la
creación de Ligas femeniles que fomenten los derechos políticos de la mujer
(Berzunza, 2001:28). De igual manera, destaca la presencia del socialista
rumano-estadounidense Roberto Haberman y la adopción de una “fraseología de un
comunismo marxista” que se ve reforzada por “la difusión en México del
Manifiesto Comunista y otros escritos de ese tenor, desde finales del siglo XIX,
y la lectura El Capital, por lo
fundadores del PSO” (Bartra, 2015:33).
Aunado a ello es posible mencionar que la otra gran
influencia del Congreso lo constituye el triunfo de la Revolución bolchevique
encabezada por Lenin en 1917, la cual había permitido a los soviets tomar el poder en la Rusia
zarista (Gill, 2012:16). Con base en lo planteado recientemente es posible
afirmar que la lucha revolucionaria iniciada en Yucatán en 1909 adoptaba para estos
momentos una línea marxista claramente definida que enarbola la lucha de clases,
el papel del proletariado como el sujeto histórico más revolucionario de la
sociedad y la abolición de la propiedad privada de los medios de producción. Este
hecho permitirá al partido abandonar el enfoque populista
implantado por Alvarado y adoptar un enfoque popular,
que es el modelo implantado por Carrillo Puerto. Prueba tangible de ello es la
lucha por la tierra. Durante el gobierno alvaradista, “apenas se registran 14
solicitudes de dotación –menos de 5 por año-, el gobierno siguiente recibe 130;
26 anuales” (Bartra, 2015:37).
Para esos momentos se hace evidente una clara transición
en la lucha de clases que hasta antes de 1915 se había dado de forma velada, y
que con la llegada al poder por parte de Castro Morales inicia una nueva e
inevitable etapa de franca y abierta confrontación, suceso que generó una
lógica agudización de las medidas represivas por parte del gobierno de Carranza
en contra del PSY, las Ligas de la Resistencia y Carrillo Puerto. Siendo así, el
General carrancista Luis N. Hernández comenzó en noviembre de 1918 una serie de
persecuciones en contra de líderes socialistas de Yucatán, hecho que obligará a
pedir licencia al gobernador Castro Morales, dejando en el cargo de manera
provisional a Carrillo Puerto, quien enviará un “extenso telegrama a […]
Venustiano Carranza delineándole todas las agresiones […] de las operaciones y
su insistencia en violar la soberanía de Yucatán” (Berzunza, 2001:33-34).
Posteriormente, en noviembre de 1919, bajo las órdenes del Coronel Isaías
Zamarripa, serán incendiadas las oficinas de la Liga Central del PSY y se
iniciará una ardua persecución en contra de todos los socialistas del Estado (el
“zamarripazo”). En estos momentos, el punto en torno al cual gira esta ola
represiva es la sucesión presidencial. Carranza había decidido imponer como su
sucesor al embajador en Washington, el Ing. Ignacio L. Bonillas, hecho que
había generado una confrontación con Álvaro Obregón, candidato al que el PSY
había ofrecido su apoyo.
Dentro de este contexto político lleno de algidez, el
cual se encontraba estrechamente relacionado con la crisis en los precios del
sisal; la reducción de exportaciones y
plantaciones; la disminución de la demanda de la fuerza de trabajo y la
reducción de los ingresos de los peones; “la conciliación de clases se vuelve
insostenible” (Bartra, 2015:37). Es así
como en Yucatán se llevan a cabo elecciones para votar diputados locales y
jefes de ayuntamiento. Estos comicios “adquirieron resonancia nacional por
haber sido la primera confrontación de dimensión local de las dos corrientes
políticas que participarían en la campaña presidencial”, por lo que la
contienda resultará sumamente reñida y se verá manchada por los “atropellos
contra los socialistas, para evitar el triunfo de estos y suspender las
elecciones” (Orosa, 1983:44). En este sentido, es posible afirmar que fue el “zamarripaso”
lo que inclinó la balanza en favor del Partido Liberal Yucateco. Luego del
incendio de las oficinas del PSY, Carrillo Puerto será apresado y expulsado de
Yucatán y la legislatura ilegal entrará en funciones el 1ro de enero de 1920.
No obstante lo anterior, lo que más se destaca en ese
momento es la violencia y ferocidad con la que se enfrentaron en esos momentos
tanto socialistas como liberales. La delicada situación orilló al General
Plutarco Elías Calles a pronunciarse mediante un boletín que en el cual se
mencionaba que Yucatán se había convertido en una “cafrería. Los crímenes que
allá se han consumado por la exaltación de los líderes de los Partidos
Socialista y Liberal, no tienen calificativo” (Berzunza, 2001:38). Las Ligas de
la Resistencia comienzan la estrategia de quema de haciendas (Ticopó, Kantoina,
Nabanché, Hunkanab, Bella Flor, Santa María, Mulsay, San Juan Kop, Yaxcacab,
Itzincab, Tekik, etc.) (Bartra, 2015:38). Por otra parte, Mario Gill afirma que
“se habló, inclusive, de hechos en los que el odio de clases parecía haber
desbordado las fronteras humanas: se mencionó el caso de alguien que bebió en
una jícara la sangre de su enemigo después de darle muerte” (2012:18). Más allá
de la rumorología, es un hecho claro que para esos momentos, las lucha de
clases en Yucatán se había agudizado como en pocas regiones del país.
Una vez que Carrillo Puerto es expulsado del estado, y
ya con la implantación ilegal de la legislatura liberal, se buscó el aniquilamiento
inmediato del PSY mediante la expulsión de toda la burocracia perteneciente a
este órgano y el desmantelamiento del Tribunal Superior de Justicia (Orosa,
1983:45). Además de ello, se continúa con una fuerte represión en contra de sus
integrantes, quienes padecen de persecuciones y masacres. Sin embargo, y a
pesar de que Carrillo Puerto está fuera de Yucatán, el partido no flaquea
gracias a su fuerte raigambre popular, lo cual lo lleva a adoptar el
clandestinaje para evitar perecer (Berzunza, 2001:40). Aunado a ello, el
gobernador “Castro Morales, un personaje sin fuerza propia” (Bartra, 2015.36) a
pesar de su extracción socialista, comienza a mostrar debilidades frente a la
presión que ejerce el constitucionalismo desde el centro. Sus constantes
licencias para viajar a la capital a entrevistarse con Carranza terminarán por
debilitarlo políticamente en la península. Finalmente, Castro Molarles
abandonará al “Partido Socialista y prohijará el partido civilista que apoya la
candidatura del Ing. Bonillas” (Berzunza, 2001:40).
Por su parte, Carrillo Puerto se unirá en abril de
1920 al Plan de Agua Prieta, que desconocía a Venustiano Carranza como
presidente y nombraba a Adolfo de la Huerta como Jefe Supremo del Ejército y
del movimiento “reivindicador de la democracia y la ley”.
De acuerdo con Orosa Díaz, Carrillo Puerto se puso bajo las órdenes del General
Enrique Estrada Reynoso y libró intensas batallas en Zacatecas y Jalisco contra
las fuerzas carrancistas (1983:46-47). Luego del asesinato de Carranza en
Tlaxcaltongo, Puebla, el 21 de mayo de ese año, el Congreso de la Unión, que
contaba con amplia mayoría obregonista, nombrara como presidente interino a
Adolfo de la Huerta. Finalmente, Carrillo Puerto regresará a Yucatán “el 18 de
julio de 1920 siendo objeto de una extraordinaria recepción en el puerto de
Progreso” (48). Por su parte, el gobernador Castro Morales, quien ahora era
visto como detractor del proyecto socialista de Yucatán, renunciará
definitivamente al cargo y huirá del estado con rumbo a Cuba. Su lugar será
ocupado por el también socialista y colaborador de Carrillo Puerto, Enrique
Recio, quien durará poco en el cargo. Después de él figurarán como gobernadores
Gustavo Cuevas, Hircano Ayuso, Manuel Berzunza y Antonio Ancona Albertos, quien
será designado por el Senado de la República (Berzunza, 2001:41).
A la par de la designación de gobernadores, en Yucatán
se organizan elecciones para diputaciones federales y Carrillo Puerto es
electo, al igual que Edmundo G. Cantón, para ocupar una curul por el PSY (Orosa
Díaz, 1983:48). A pesar de que en este momento se presenta una clara
oportunidad para que Carrillo se adueñe de la gubernatura de Yucatán, él decide
rechazarla por considerar que se trata de un “cuartelazo político” y por tanto
una traición al pueblo. En ese mismo sentido recrimina las tendencias
oportunistas del PSY, que buscaban obtener una diputación local (Bartra,
2015:39). Por su parte, su labor como diputado federal le permitirá acercarse a
personajes tales como Luis N. Morones, Emilio Portes Gil, o Antonio Díaz Soto y
Gama. Es probable que el suceso más notorio de Carrillo Puerto durante el
ejercicio de su nueva diputación sea el discurso completamente incendiario que
dirigió, desde un balcón de Palacio Nacional, a obreros huelguistas que se
manifestaban por medio de la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM) en
septiembre de 1920. Esta acción fue duramente recriminada por Adolfo de la
Huerta. Las palabras de Carrillo Puerto fueron las siguientes:
Si los comerciantes
monopolizan provisiones y ustedes no tienen pan, vayan a las tiendas, echen
abajo las puertas y saqueen todos los productos. Vamos a dinamitar la Cámara de
diputados, clausurar el Senado y acabar con la Suprema Corte. ¡Ya basta de
manifestaciones pacíficas! ¡Ya basta de chácharas huecas! Debemos implantar los
principios de los bolcheviques. Vamos a izar la bandera roja…En lugar de tocar
las campanas en domingo, vamos a fundirlas para hacer monedas de bronce. Si hay
necesidad, vamos a derribar y destruir para construir los altos ideales del
comunismo. La distribución de la tierra, un aumento de los salarios, son cosas
que solo pueden obtenerse por la fuerza, no con manifestaciones pacíficas
(Castro Martínez, 2014:193).
Una vez que el Plan de Agua Prieta logrará sus objetivos,
Ancona Albertos, quien nunca ocultó su
simpatía por el Partido Socialista, pudo desempeñarse como gobernador de
Yucatán (Gill, 2011:22). Este hecho coadyuvó a la restauración política de Carrillo
Puerto, que ya en ese momento era la figura política más destacada del Estado. Prueba
de ello fueron las expulsiones del Partido Socialista del Sureste (PSS) -el
nuevo nombre del antiguo Partido Socialista de Yucatán-, de Salvador Alvarado,
quien en ese momento pedía en sus intervenciones públicas acabar con el PSS
(Barzunsa, 2001:52), junto con Enrique Recio, Felipe Rosas Garibaldi, Teodosio
Erosa y Wenceslao Martínez (Orosa, 1983:50). Posteriormente a este hecho, se
realizará en la ciudad de Izamal, del 15 al 20 de agosto de 1921, el Segundo
Congreso Obrero Socialista, el cual había sido aplazado debido a que los
acontecimientos políticos presentados en el Estado en 1919 (el “zamarripazo”) habían
impedido su realización.
Tal congreso acordó la
ampliación de la estructura del mencionado partido para justificar su nombre de
Partido Socialista del Sureste y la creación del Consejo Federal de Ligas de la
Resistencia en el cual podrían participar los representantes autorizados de los
partidos socialistas de Campeche, Tabasco, Veracruz y Tamaulipas. Su mesa
directiva quedó constituida por Felipe Carrillo Puerto, como presidente; Juan
Rico, representante de la […] CROM como vicepresidente; Miguel Cantón y Luis
Torregosa, como secretarios y Agustín Franco Villanueva y Manuel Méndez
Blengio, como pro-secretarios (Orosa Díaz, 1983:49).
En Izamal se conformará un temario de 14 puntos de
entre los cuales destacan el 1ro, que hablaba sobre la fidelidad de los socios
del Partido Socialista del Sureste (PSS), nuevo nombre adoptado por el antiguo
PSY; el 3ro, que rechazaba a la reelección de cargos públicos; el 4to, que
establecía “las cualidades sociales” que debían reunir los candidatos para
cargos públicos surgidos de las Ligas; el 7mo, que trataba sobre “las
finalidades comunistas que desde el punto de vista agrario, industrial y
económico deben perseguir las ligas de la resistencia”; el 8vo, el cual planteaba que la riqueza agrícola e
industrial del estado debe pasar a manos de las ligas de la resistencia; el
9no, que mencionaba la socialización por parte del gobierno de los servicios
públicos (tranvías, luz y fuerza eléctricas, etc.); el 12avo, encaminado a la
construcción de la “federación de las ligas del Partido Socialista del sureste
y las del Partido Socialista Agrario de Campeche”; o el 14vo, en el cual se
discutió si era necesario o no adherirse a la Tercera Internacional Socialista
de Moscú (INEHRM, 1985:37-38).
En este sentido, resulta por demás interesante lo
planteado en la resolución del tema 14, en el cual se decide no adherirse a la
Tercera Internacional de Moscú, pero sí declarar “enfáticamente estar de
acuerdo con los movimientos encaminados a la transformación social del
universo” (57). A decir de Berzunsa Pinto, la decisión sobre la no adhesión a la
Tercera Internacional se tomó luego de una discusión bastante ríspida entre la
cúpula del Congreso, ya que Carrillo Puerto, que en ese momento había
conseguido entablar relaciones con importantes dirigentes socialistas del mundo
(el primer ministro socialdemócrata Eber de Alemania; Samuel Grompers, secretario
general de la American Federation of Labor; o los “eminentes socialistas
argentinos José Ingenieros y Dr. Alfredo Palacios [Berzunsa, 2001:46-48]) se manifestaba por el sí. No obstante, los
delegados de la CROM, encabezados por Samuel O. Yúdico, Juan Rico y Emilio
Múgica, persuadieron a Carrillo de no hacerlo para evitar una fricción con
Obregón y Calles (2001:47-49).
Una vez concluido el Congreso de Izamal, el paso
siguiente para Carrillo Puerto era conquistar la gubernatura del estado
mediante el PSS -que lo postuló de manera natural- en las votaciones que se
llevarían a cabo el 6 de noviembre de ese mismo año. Como era de suponerse, la
elección estuvo marcada por hechos de sangre y enfrentamientos enconados entre
las fuerzas reaccionarias de Yucatán, que se negaban a morir, y las fuerzas
socialistas, que contaban con una poderosa base social. A tal grado llegó la
situación, que “tres días antes de las elecciones el general Calles ordenó
distribuir armas a los miembros de las Ligas de Resistencia” (Gill, 2012:22). En
el proceso electoral participarán cuatro candidatos: Felipe Carrillo Puerto por
el PSS, quien obtendrá 62,801 votos; Bernardino Mena Brito por el PLY, quien
recibirá 2,888 votos; Ricardo Molina Hubbe, quien había sido postulado por el
Partido Democrático -el cual estaba conformado por personas allegadas a Salvador
Alvarado-, y que recibirá 431 votos; y Miguel Alonso Romero, candidato del
Partido Liberal Constitucionalista, quien renuncia a la candidatura poco antes
de la elección. No obstante, recibirá 12 votos. Finalmente, la elección le
permitirá al PSS y a su líder indiscutible, hacerse de la gubernatura del
estado el primero de febrero de 1922 (Orosa, 1983:50-51).
Ya instalado en la gubernatura, Carrillo Puerto -que
dará su primer discurso como gobernador en
maya frente a una multitud congregada en la Plaza de la Independencia de
Mérida-, iniciará un periodo de gobierno que durará veinte meses. En ese lapso
de tiempo se dedica a reorganizar el estado bajo la óptica de los mandatos
emanados de los congresos de Motul e Izamal, a los que hace referencia en la
ceremonia de protesta por la toma del poder (“igualmente prometo cumplir y
hacer cumplir los postulados de los Congresos Obreros de Motul e Izamal [Rico,
1922:54 apud Bartra, 2015:56]) , y
los cuales estaban encaminados a crear una “nueva sociedad y dictar leyes para
el desenvolvimiento de las empresas industriales y para la protección y el
desarrollo moral del pueblo trabajador” (Gill, 2012:22). El discurso de
Carrillo Puerto lo alejará de la figura del gobernante y lo acercará más a la
del luchador social que encabeza un partido, el cual es antepuesto a las
instituciones estatales (Orosa, 1983:53).
Lo primero que hay que decir con respecto al gobierno
de Carrillo Puerto es que al momento de tomar el poder existía una “profunda
crisis económica por el mercado de la fibra del henequén que no se había
reestablecido en demanda y en precios, por la depresión que dejó la guerra
mundial” (Berzunsa, 2001:54). Para remediar esta situación desaparecerá la
Comisión Reguladora de Mercado, que será sustituida por la Comisión Exportadora
de Yucatán (55). Aunado a esto, Carrillo comenzará a despachar, más que en el
Palacio de Gobierno, en las oficinas de la Liga Central, acción mediante la
cual hacía notar que su cargo como gobernador descansaba, más que en su
“autoridad política”, en la enorme fuerza popular organizada mediante las Ligas
de la Resistencia, las cuales también “cumplían funciones de agencias
impulsoras del desarrollo económico y bienestar social, y de promotorías de
cultura y educación en sus correspondientes jurisdicciones” (Orosa, 1983:56).
En este sentido, y de acuerdo con la correspondencia que Carrillo Puerto
mantenía con el destacado intelectual argentino José Ingenieros, se puede notar
un intento por la construcción de lo que el sudamericano llamaba
núcleos de resistencia
moral, animados por los firmes propósitos humanitarios, que tienden a impedir
toda coacción injusta sobre los pueblos débiles y toda la explotación
parasitaria del trabajo humano (Ingenieros apud
Moreno, 2005:18).
Además de las labores burocráticas y administrativas desempeñadas
por Carrillo Puerto en las oficinas de la Liga, tuvo una enorme actividad en la
calle, en contacto directo con su pueblo, gracias a la implantación de los
“jueves rojos”, que le permitían visitar diferentes poblados del estado en los
cuales conocía de manera directa las necesidades del campesinado (Orosa, 1983:57).
Tal vez esta situación lo llevó a realizar un reparto de tierras sin
precedentes, pues entre “1921 y 1923 su gobierno repartió 580 000 hectáreas, en
su mayoría incultas, a cuatro pueblos para la formación de ejidos” (Castro,
2014:195). En este sentido, resulta necesario mencionar “que de 1916 a 1923, a
raíz de la caída de la demanda, los henequenales se habían reducido en casi un
40%, al pasar de 36 mil a 22 mil hectáreas, provocando una contracción del
empleo y el ingreso” (Bartra, 2015:40). Esto llevará a Carrillo Puerto a
adoptar una política de “regreso al maíz”, consistente en revertir las
prácticas del monocultivo iniciadas a mediados del siglo XIX con la
implantación de la industria henequenera. El objetivo era dotar a Yucatán de
una diversidad agrícola que le permitiera reducir sus importaciones y ser
autosuficiente.
Por otra parte, en lo que se refiere a su labor
legislativa, el trabajo de Carrillo Puerto fue sumamente extenso y prolífico,
puesto que en menos de dos años fue capaz de promulgar cerca de 30 leyes, las
cuales estaban encaminadas a la modernización del estado. Entre ellas se puede
mencionar la Ley de la Escuela
Racionalista, basada en los postulados del educador español Francisco Ferrer
Guardia, e impulsada en México por el maestro José de Luz Mena; la Ley para crear la Universidad del Sureste; la
Ley de Patrimonio de Familia, que velaba por los intereses de las familias más
desprotegidas; la Ley que obliga a la Comisión Exploradora de Henequén a
depositar el 25% de sus utilidades para destinarlos al fomento de plantaciones
henequeneras; y el Decreto que crea la Comisión Exportadora del Henequén, que
como ya se dijo antes, sustituyó a la antigua e inoperante Comisión Reguladora
del Mercado del Henequén (Berzunsa, 2001:58-59).
Desde el principio de su mandato, Carrillo Puerto
mostró un enorme interés por la educación del pueblo yucateco; prueba de ello
fue el discurso en maya que dio en la Plaza de la Independencia, donde se
menciona la necesidad de fundar cuantas escuelas sean necesarias para que niños
y adultos aprendan a leer, conozcan el castellano y puedan defender sus
derechos (Orosa, 1983:54-55). Es importante notar que poco antes de que
Carrillo asumiera la gubernatura, entre noviembre y diciembre de 1921, José
Vasconcelos había visitado el estado y había intercambiado puntos de vista con
Carrillo Puerto, en el sentido de que era necesario construir una universidad
regional. Siendo así, se promulgará la Ley de creación de la Universidad del
Sureste, el 24 de febrero del siguiente año. Finalmente
en Marzo de 1922 se
materializó uno de los proyectos más anhelados por Carrillo Puerto, la
Universidad Nacional del Sureste –integrada por Facultades de Medicina,
Jurisprudencia, Ingeniería, el Instituto Literario o Preparatoria, la Escuela
Normal mixta, la de Música y la de Bellas Artes-; además, se instituyó el Museo
Arqueológico e Histórico de Yucatán, la Escuela Vocacional de Artes y Oficios y
la Academia de Lengua Maya (Moreno, 2005:17).
A la par de esto se construyen las carreteras
Mérida-Kanasín y Dzitás-Chichén Itzá; las Ligas de la Resistencia inician una
campaña de alfabetización por todo el Estado; y se crea el Museo Histórico y
Arqueológico y la Escuela Vocacional de Artes y Oficios (Orosa, 1983:58-61). El otro aspecto a
destacar sobre el gobierno de Carrillo Puerto fue la implementación de la
política de equidad de género más avanzada de la época, pues otorga a las
mujeres yucatecas –adelantándose a todo el país- el derecho a votar y ser
votadas, suceso que permitirá a Rosa Torres, Genoveva Pérez, Beatriz Peniche de
Ponce, Elvia Carrillo Puerto y Raquel Dzib Cicero, convertirse en las primeras
mujeres en la historia del país en ocupar cargos de elección popular (Orosa, 1983:58-60).
Además de lo anterior, el gobierno socialista
funda la Comisión Local
Agraria; socializa la producción de los ejidos; establece los bautizos socialistas y las bodas societarias, así como la promoción
del control natal. Fija el salario mínimo en la ciudad de Mérida, crea
cooperativas de producción y consumo; inicia programas de socialización de la
riqueza pública” (INEHRM, 1985:16).
Este importante experimento social que se gestaba en
Yucatán había logrado captar las miradas de muchas partes del mundo
en 1923 el gobierno de
Carrillo apoya al gobierno soviético con un envío de medicinas y otros
artículos, obteniendo una respuesta de Lenin donde este le hace recomendaciones
políticas para el manejo de la cuestión agraria [Irigoyen, 1974:18 apud Bartra, 2015:34]).
No obstante, llegó el fatídico año de 1923, enmarcado
por la rebelión Delahuertista, que se inicia en Veracruz en los primeros días
de diciembre. A la larga, la intentona de Adolfo de la Huerta por impedir la
imposición de Calles será derrotada. No obstante, antes de que esto suceda,
Yucatán experimentará “el crimen del miedo”, que costará la vida de Carrillo
Puerto (Bartra, 2015:60). Es necesario hacer notar que el 12 de diciembre se
registra en Campeche un levantamiento armado en favor de Adolfo de la Huerta,
por lo que desde Yucatán son enviadas fuerzas para combatir a los alzados. Sin
embargo, estas fuerzas se unen a los combatientes delahuertistas y Carrillo
Puerto se ve obligado a huir de Yucatán para solicitar un aprovisionamiento de
armas por parte de Álvaro Obregón para los batallones rojos que se habían
conformado en Yucatán. En este sentido,
ya desde el 11 de diciembre Carrillo había escrito a la periodista
norteamericana Alma Reed, informándole sobre la imposibilidad de conseguir
parque (Bartra, 2015:62).
Finalmente, Carrillo Puerto queda completamente aislado
ante la falta de apoyo por parte de Obregón, y la ciudad de Mérida cae en manos
de las fuerzas delahuertistas, que son encabezadas por los jefes militares Juan
Ricárdez Broca y Hermenegildo Rodríguez.
Carrillo es aprendido el 21 de diciembre de 1923, en “Holbox, población
situada en la costa de Quintana Roo y lo enviaron a la penitenciaría Juárez de
Mérida” (Moreno, 2005:21) junto con nueve colaboradores y tres hermanos suyos,
Benjamín, Edesio y Wilfrido. Todos serán fusilados el 3 de enero de 1924. De
acuerdo con Mario Gill, Carrillo Puerto se encontraba negociando su libertad
con Ricárdez Broca, a quien le había ofrecido cien mil pesos. No obstante, un
grupo de henequeneros yucatecos, al enterarse de la detención de Carrillo,
decidieron doblar la oferta a Ricárdez buscando con ello su fusilamiento
(2012:27-30). No es casualidad que en noviembre de ese mismo año, apenas unos
días antes de que comenzara la rebelión delahuertista, se autorizara mediante
decreto, “la expropiación de los henequenales que no se cultivaban” (Bartra,
2015.60). Lo cierto es que con el asesinato de Carrillo Puerto y de sus
colaboradores comenzaba el desmoronamiento del socialismo en Yucatán.
Luego del
asesinato, Alma Reed, periodista estadounidense del New York Times y pareja sentimental
de Carrillo Puerto, escribirá lo siguiente:
No sólo instituyó el tipo de gobierno más moderno, sino el sistema económico y los métodos educativos más avanzados que hasta entonces se conocían en México. Organizó y mantuvo la primera clínica de control natal en todo el Nuevo Mundo (bajo el auspicio del Estado); fundó la universidad en la que prevalecía la filosofía humanista; construyó pueblos prototipo con caminos para hacer que los campesinos pudieran trasladar fácilmente sus productos al mercado. Además, su programa fue de gran importancia porque era de carácter internacional. Pretendía, por medio de un atajo educativo, elevar a los millones de la tierra a un punto en el que pudieran competir con una civilización compleja. Para empezar descartó la educación victoriana y planeó enseñarle a esos millones a los que llamaba inarticulados -gente sin periódicos ni radio- lo esencial de la vida moderna: higiene, ciencia básica, etc., para darles la oportunidad de vivir una vida plena y productiva (Reed, 2015) .
Por su parte, Álvaro Obregón se valdrá del asesinato de Carrillo Puerto para desacreditar la rebelión delahuertista y abonar a su legitimidad política realizando las siguientes declaraciones:
El asesinato de Felipe Carrilo Puerto lleva pesar a las casas del proletariado y a muchos miles de seres humildes que, al recibir la noticia, sentirán lágrimas de dolor sincero deslizarse sobre sus mejillas. Don Adolfo de la Huerta comprenderá la monstruosidad de su crimen cuando reciba las protestas furiosas que lanzarán los trabajadores de todo el mundo por el asesinato de Felipe Carrillo Puerto. La sangre generosa de Felipe Carrillo Puerto es el testimonio de la apostasía de De la Huerta. De ahora en adelante, ni él ni sus seguidores lograrán falsificar la verdad negando el origen y proposito de su movimiento.
Finalmente, el 24 de octubre de 1924 se presenta en la XXXI legislatura la iniciativa para declarar al "apóstol" Felipe Carrillo Puerto como "Benemérito del Proletariado" y que se nombre sea plasmado con letras de oro en el salón de actos de la Cámara de Diputados. Esta iniciativa será aprobada, ya con Pascual Ortíz Rubio como presidente de la república, el 5 de diciembre de 1930 .
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