La
reforma educativa en México y el desmantelamiento de la educación pública
La educación es un
acto de amor, y por esto un acto de coraje. No puede temer al debate. No puede
rehuir la discusión creadora, so pena de ser una farsa. ¿Cómo se aprende a
discutir y debatir con una educación que impone?
Paulo
Freire
Introducción
A partir de 1982,
año en que Miguel de la Madrid llega a la presidencia de la república, el país
se ve envuelto en una seria de transformaciones paulatinas y profundas del
sistema socio económico que se había implantado en el México
postrevolucionario. Es así como la figura del Estado benefactor -que jugaba el
papel de garante en “la participación de los trabajadores en la distribución de
la plusvalía” (Wallerstein, 1999:103)- queda desmantelada para dar paso a la
implementación del neoliberalismo[1] -sistema
económico que propone el adelgazamiento de un Estado al que se cataloga de
ineficiente y nocivo para la sociedad mexicana-, mediante la privatización de
un número sustancial de empresas públicas. Para lograr dicho objetivo, se
pusieron en marcha una serie de modificaciones a la carta magna (la primera de
ellas en 1982[2])
que más adelante serian bautizadas con el nombre de “reformas estructurales”.
Ante esta situación, muchos ámbitos de la vida pública del país han sido
sometidos al escrutinio de las políticas neoliberales, hecho que ha
transformado la realidad económica, política, social y cultural del país.
Un claro ejemplo
de lo anterior es la educación pública, la cual se haya consagrada en el
artículo 3ro. Constitucional y que en la actualidad enfrenta mediante la
llamada Reforma Educativa, un decisivo embate privatizador que busca, entre
otras cosas, desarticular la capacidad de movilidad social de amplios sectores
del magisterio nacional (principalmente de la Coordinadora Nacional de
Trabajadores de la Educación, la CNTE) y vulnerar una serie de derechos
laborales de los cuales gozaban; además de liberar al Estado de algunas
obligaciones históricas como rector del sistema educativo. En el presente
trabajo se realizará un breve análisis de algunos acontecimientos destacados
dentro de la historia de las políticas educativas en nuestro país, tal como el
establecimiento de la Constitución del 1917 y el artículo 3ro; la creación de
la Secretaria de Educación Pública (la SEP) a cargo de José Vasconcelos y la educación
socialista de Lázaro Cárdenas. De igual manera, se presentará un análisis de
las modificaciones planteadas en la Reforma Educativa al 3ro., para de esta
manera lograr la construcción de un panorama amplio de los costos que conlleva
su aplicación en la educación del país y comprender cuales son los grupos que
se verán beneficiados con ella, y a que sectores sociales impactará de forma
negativa.
La Constitución de
1917 y el artículo 3ro
En noviembre de
1914, luego de desconocer los acuerdos de la Convención de Aguascalientes[3],
Venustiano Carranza parte hacia el puerto de Veracruz para establecer un
gobierno alterno al del Eulalio Gutiérrez. Desde ahí, sus fuerzas armadas –a
cargo de Álvaro Obregón-, logran vencer a la División del Norte -que era
encabezada por Francisco Villa- en el año de 1916. Por otra parte, Pablo
Gonzáles tiene cierto éxito con la estrategia de desgaste y aislamiento
implementada contra el zapatismo (Ulloa, 1988:1136-1140), hecho que le
permitirá al Primer Jefe contar con un espacio de maniobrabilidad política
suficiente para llamar a elecciones de diputados –la mayoría de ellos
revolucionarios de renombre-, los cuales comienzan a trabajar en el proyecto de
una nueva Carta Magna (1988:1150). Es así como el 21 de noviembre de 1916, en
la ciudad de Querétaro, se inaugura el Congreso Constituyente que promulgará la
nueva Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el 5 de febrero de
1917.
Debido a que es el
bando victorioso –es decir, el carrancista- quien convoca para la redacción de
esta nueva Carta Magna, las voces opositoras al constitucionalismo
desaparecen de las discusiones sobre el nuevo proyecto de nación, ya que “la
convocatoria lanzada en septiembre de 1916, ponía como condición para ser
elegible para el Congreso Constituyente […] aprobar el Plan de Guadalupe”
(Gilly, 1980:224). No obstante, la guerra civil de dos años llevada a cabo en
el territorio nacional había generado una influencia recíproca entre las
facciones oponentes, lo que daba por resultado un congreso dividido entre un
ala “conservadora”, encabezada por Carranza –la cual pretendía realizar cambios
muy simples a la Constitución liberal de 1857-, y un ala “radical o jacobina”
que era apoyada por Álvaro Obregón, la cual “quería introducir profundas
reformas políticas y sociales en la estructura jurídica del país”
(1980:226-227).
Un claro ejemplo
de como la visión jacobina –la cual logró constituir una importante mayoría
frente al bloque carrancista- se plasmó en el espíritu de la Constitución, lo
encontramos en los artículos 27, 123 y 130[4];
así como en el artículo 3ro, el cual eleva por primera vez en la historia del
país a “rango constitucional el derecho que todo ciudadano mexicano tiene para
recibir una educación laica, pública y gratuita” (CESOP, 2013); esto quiere
decir que se plantea “eliminar toda injerencia privada o religiosa en la
educación, quedando ésta como prerrogativa exclusiva del Estado”
(Gilly,1980:227).
Siendo así, la
Constitución de 1917 –que innegablemente es una constitución burguesa-, se
convierte en una de las más progresistas en todo el mundo debido a su “carácter
nacionalista, popular y antiimperialista” (1980:231). El ala jacobina había
comprendido que para consolidar su poder sobre los ejércitos campesinos
–materializados principalmente bajo el villismo y el zapatismo-, era necesario
realizar importantes concesiones a estos en pos de la unificación nacional. El
país había vivido una guerra de seis años, la cual había devenido en una
“profunda e irreversible transformación” de sus estructuras, transfigurando
profundamente “la conciencia de las masas” (1980:231).
A continuación se
presenta Artículo 3ro, tal y como fue redactado por el Congreso Constituyente
de 1917, en donde se puede apreciar que la principal preocupación estribaba en
plasmar la laicidad de la educación y el limitar la acción de los ministros de
culto dentro del sistema educativo; aunque también se contempla la gratuidad a
nivel primaria; hecho comprensible si tomamos en cuenta los altos niveles de
analfabetismo padecidos durante la época.
Art. 3º.- La enseñanza es libre; pero será laica la
que se dé en los establecimientos oficiales de educación, lo mismo que la
enseñanza primaria, elemental y superior que se imparta en los establecimientos
particulares.
Ninguna corporación religiosa, ni ministro de algún
culto, podrán establecer o dirigir escuelas de instrucción primaria.
Las escuelas particulares solo podrán establecerse
sujetándose a la vigilancia oficial.
En los establecimientos oficiales se impartirá
gratuitamente la enseñanza primaria (Instituto de Investigaciones Jurídicas,
2015).
La promulgación de este artículo sentó las bases
del sistema educativo del régimen revolucionario, el cual encontró enormes
dificultades para consolidarse, ya que con la desaparición de la Secretaría de
Instrucción Pública y Bellas Artes -órgano gubernamental encargado de la
educación pública durante el porfiriato y que “sólo abarcaba al Distrito
Federal y los territorios federales” (Historia de la SEP, 2015)-, quedó
demostrado que los municipios eran incapaces de afrontar el compromiso educativo.
Ya para el año de 1919, “la educación pública resentía la falta de una adecuada
organización: tan sólo en el Distrito Federal, quedaban abiertas 148 de las 344
escuelas existentes en 1917 (Historia de la SEP, 2015).
José Vasconcelos y
la creación de la Secretaria de Educación Pública
En
junio de 1919, Álvaro Obregón anuncia su intención de competir por la
presidencia de la república en las elecciones del año siguiente, siendo
postulado por el Partido Revolucionario Sonorense, el Partido Liberal
Constitucionalista y el Partido Laborista, además de recibir el apoyo
excombatientes villistas, zapatistas e incluso felixistas[5].
A lo largo de la campaña se comenzó a posicionar como candidato oficial de
Carranza, el embajador en Washington, Ignacio Bonillas, quien no contaba con un
apoyo popular considerable. Esta situación provocó una enorme desconfianza
hacia el régimen por parte de los obregonistas. En tanto, Adolfo de la Huerta
-que fungía como Secretario de la Defensa-, decidió rebelarse contra Venustiano
Carranza, el 23 de abril de 1920, con el Plan de Agua Prieta (Ulloa,
1988:1171-1173), al que se adhieren importantes fracciones del Ejército, así
como amplios sectores de la sociedad civil –entre ellos figuraba José
Vasconcelos, quien fuera un destacado líder estudiantil, filósofo e intelectual
maderista partidario del antireeleccionismo-.
El
levantamiento tuvo impactó en todo el país y esto obligó a Carranza a abandonar
la Ciudad de México en mayo de 1920, con la intención de reorganizar su
gobierno desde Veracruz - tal y como lo había hecho en 1915-. No obstante,
luego de realizar un tortuoso viaje por ferrocarril, es emboscado el 20 de
mayo, en Tlaxcalaltongo, Puebla, para que el 24 de mayo, el Congreso de la
Unión nombre como presidente interino a De la Huerta y convoque a las
elecciones generales (Ulloa, 1988: 1174).
De
acuerdo con Adolfo Gilly, la rebelión Delahuertista puede entenderse de la
siguiente manera:
La rebelión del Plan de Agua Prieta fue el
instrumento, el vehículo transitorio a través del cual se expresó una necesidad
histórica impuesta desde abajo. Fue la tenacidad, la continuidad, la
permanencia nacional de las luchas de las masas lo que aisló, descompuso,
acorraló al régimen burgués carrancista y determinó en definitiva su caída. Las
masas, aún en repliegue, aún sin centro nacional, aún batidos una y otra vez
sus destacamentos organizados pero no unificados nacionalmente, persistieron,
pelearon, defendieron con tenacidad y determinación histórica la continuación
de las conquistas revolucionarias y acabaron con la última tentativa, en esa
etapa, de instalar un régimen burgués sobre bases estables como conclusión de
la revolución. No pudieron seguir ellas adelante: pero impidieron que Carranza
aplastara a la revolución (1980:332).
Es
así como en 1920, luego de obtener más del 90% de los votos de la elección,
Obregón llega a la presidencia de la república (INEGI, 1988:291, apud Lazarín,
2009), y el denominado Grupo Sonora instaura para el país un
proyecto político y económico que encontraba su sustento en la Constitución
Política de 1917 (Lazarín, 2009:11). No obstante, de mayo a diciembre de ese
año, De la Huerta había estado al frente del ejecutivo de forma interina, y
durante ese lapso de tiempo decide nombrar como encargado del Departamento
Universitario y de Bellas Artes a José Vasconcelos, quien había apoyado de
forma decidida el golpe de estado contra Carranza. El ocupar este cargo también
delegaba a Vasconcelos las responsabilidades de dirigir la Rectoría de la
Universidad Nacional, en dónde se desempeñaría hasta el 12 de octubre de 1921
(2009:11).
José
Vasconcelos nació en 1882 y falleció en 1959. Oaxaqueño de nacimiento, “fue
hijo de la naciente unión entre educación pública y clase media” (Donoso,
2010:52). Crítico feroz del positivismo –la filosofía oficial del porfiriato-,
fue fundador del Ateneo de la Juventud, junto con Antonio Caso, Rafael López,
Jesús T. Acevedo, Alfonso Reyes y Pedro Henríquez Ureña (CONACULTA, 2013). Esta
agrupación nacida en 1909, impulsó “una filosofía alternativa, más ajustada, al
menos desde su punto de vista, a la satisfacción de inquietudes existenciales
[…] El pensamiento político y educacional de Vasconcelos se enmarca en dos
robustas corrientes continentales […] la lucha entre civilización y barbarie
[y] la tradición anti-estadounidense” (Donoso, 2010:53). Estas concepciones
filosóficas serán las que más adelante den sentido a la cruzada educativa que
pondría en marcha a nivel nacional, y que se encuentran plasmadas en la frase
que él mismo acuñara como lema de la Universidad Nacional: “Por mi raza hablará
el espíritu”.
Dicha
cruzada educativa se llevó acabo entre 1921 y 1924, y para poder concretarla,
Vasconcelos comenzó a estructurar el proyecto de la naciente Secretaria de
Educación Pública (SEP), órgano que adoptaría las políticas educativas a nivel
federal mediante un ambicioso proyecto cultural con tintes humanistas que fue
planteado al mismo presidente Álvaro Obregón y que fue negociado por el propio
Vasconcelos en la Cámara de Diputados y en algunos congresos locales durante su
gestión (Lazarín, 2010:12).
Finalmente,
la SEP es fundada el 12 de octubre de 1921, con la siguiente estructura
departamental:
1 . El departamento Escolar, en el
cual se integraron todos los niveles educativos, desde el jardín de infancia
hasta universidad.
2 . El Departamento de
Bibliotecas, con el objeto de garantizar materiales de lectura para apoyar la educación
en todos los niveles.
3 . Departamento de Bellas Artes,
para coordinar las actividades artísticas complementarias de la educación
(Secretaria de Educación Pública, 2015).
De
esta forma, por primera vez en la historia del país, la educación “adquirió un
sentido nacionalista y culturizante” (Lazarín, 2010:12). La visión de la
educación que Vasconcelos quería implementar en México consistía en
“transformar a las masas marginadas en grupos de individuos productivos y
creadores”; en “modelar a los hombres en una función social” (Vasconcelos, apud,
Lazarín, 2010:12), esto con el objetivo de que desarrollaran una función útil
para la sociedad. Para lograr dicho objetivo, principalmente en las zonas más
marginales del país, creó tres instituciones que se encargarían de implementar
la educación campesina; estas eran a) la escuela rural, que llevaría a cabo la
alfabetización dentro del medio rural, b) la escuela de la comunidad, que
organizaba las actividades económicas de la comunidad misma y c) las misiones
culturales, que buscaban el mejoramiento profesional del profesor rural
(Lazarín, 2010:12-13).
De
igual manera, se fomentó la creación de escuelas técnicas, se promovieron intercambios
culturales con estudiantes de otros países de Iberoamérica, se fomentó el
muralismo con mediante la obra pictórica de Diego Rivera, José Clemente Orozco
y David Alfaro Siqueiros, y se contó con la colaboración de destacados artistas
e intelectuales: “Eulalia Guzmán (campaña alfabetizadora), Rafael Ramirez
(educación rural), Miguel Bernard (educación técnica), la escritora chilena
Gabriela Mistral (educación técnica femenina), Adolfo Best Maugard (dibujo),
Carlos Pellicer Cámara (poeta), entre otros” (2010:13).
Finalmente,
en 1924, Vasconcelos decide renunciar a la Secretaria de Educación Pública ante
el nombramiento de Plutarco Elias Calles como sucesor de Álvaro Obregón. El
llamado Apóstol de la educación, quien siempre mantuvo una
relación ríspida y de desconfianza con el Grupo Sonora, consideraba
que él representaba la mejor opción para el país. Posteriormente, en 1928, se
presenta como candidato para las elecciones presidenciales, compitiendo contra
el mismo Obregón, y al perderlas decide llamar a la lucha popular debido a que
consideraba que el proceso electoral había sido desaseado y había presentado un
cúmulo de irregularidades. Su llamado no tiene mucho eco entre la población,
con excepción del sector estudiantil, que es violentamente reprimido por
Calles, y por tanto, decide exiliarse en Estados Unidos. No obstante, su legado
más importante, la creación de la Secretaria de Educación Pública, se había
convertido en una realidad que había impactado de manera importante a amplios
sectores de la población.
La
educación socialista de Lázaro Cárdenas.
Luego
del asesinato de Álvaro Obregón en 1928, a tan sólo unos meses de asumir un
segundo periodo no consecutivo de la presidencia de la república, tres
diferentes personajes gobernaron el país a lo largo de 6 años: Emilio Portes
Gil, de 1928 a 1930; Pascual Ortiz Rubio, de 1930 a 1932; y Abelardo Rodríguez,
de 1932 a 1934. Este periodo de tiempo conocido como el Maximato[6] concluirá
en 1934, con la llegada al poder del general Lázaro Cárdenas del Rio; suceso
que significará el fin de las políticas impositivas del callismo, así como la
llegada al poder de “la tendencia radical del Constituyente de Querétaro,
llevada por la ola creciente de luchas obreras y campesinas que determinaron la
segunda ola de ascenso de la revolución mexicana” (Gilly, 1980:347).
A
partir de 1935, el general Cárdenas emprenderá una política que se diferenciará
por completo con respecto a la de sus predecesores, así como la de sus
sucesores, ya que será durante su sexenio cuando se cumplan como en ningún otro
momento, los preceptos más progresistas de la Constitución del 17, que se
concretizaban en los artículos 3, 27 y 123. En palabras de Adolfo Gilly,
Cárdenas implemento una política con una “concepción del socialismo de la
pequeñaburguesía [sic] radical y antiimperialista” (1981:381), la cual resume
de la siguiente manera:
Los aspectos fundamentales del periodo cardenista
fueron; la estatización de las empresas petroleras y de los ferrocarriles; el
reparto agrario; la organización del movimiento obrero; la educación
socialista; la política internacional (1981:355).
En
lo que se refiere a la educación, poco antes de la toma del poder por parte de
Cárdenas en 1934, ya se comenzaba a plantear dentro el Partido Nacional
Revolucionario (PNR)[7],
la posibilidad de “establecer el precepto de la educación socialista en la Constitución”
(Gilly, 1981:379). El debate estuvo enmarcado dentro de una confrontación
ideológica en la que el ala moderada planteaba un “socialismo mexicano”; el ala
radical aducía a un “socialismo científico”; y el ala neutral bosquejaba un
socialismo sin adjetivos. Cabe mencionar que el planteamiento que proponía una
educación pública basada en el socialismo científico, contaba con un marcado
apoyo de un joven Fidel Velázquez, así como de la Confederación General de
Obreros y Campesinos de México (1981:380). El diputado
radical veracruzano Manlio Fabio Altamirano, se refirió a la modificación del
artículo 3ro en estos términos:
Tendremos
que hacer una escuela de transición que prepare a las juventudes en estos dos
puntos: primero, hacerles comprender mediante un análisis detallado cual es la
situación que prevalece en el mundo en la actualidad; explicar a los niños
perfectamente cuál es el funcionamiento del capitalismo, cuales son las fuerzas
coadyuvantes de este sistema o de este régimen social individualista; demostrar
a los niños palpablemente, que está en estos momentos dominando al mundo; y una
vez explicados estos pormenores y estos detalles, explicarles también en forma
definida y clara cuáles son los ideales de socialismo científico (1981:380).
Luego
de la discusión realizada en la Cámara de Diputados, la tendencia radical se
impuso con 96 votos a favor y 26 en contra, y la redacción de la modificación
del artículo 3ro quedo plasmada de la siguiente manera:
La educación que imparta el Estado será socialista,
y además de excluir toda doctrina religiosa, combatirá el fanatismo y los
prejuicios, para lo cual la escuela organizará sus enseñanzas y actividades en
forma que permita crear en la juventud un concepto racional y exacto del
universo y de la vida.
Tal
pareciera que el equipo cardenista que llegó al poder y que se caracterizaba
por ser pequeñoburgués radical, nacionalista y antiimperialista (la SEP era
encabezada por Ignacio García Téllez[8],
que fue uno de los más cercanos colaboradores de Cárdenas); deseaba mediante la
educación estatal establecida por la misma clase dominante –es decir, mediante
una concepción paternalista-, y no a través de la organización social
independiente construida por las bases obreras y campesinas, realizar una
“preparación paulatina para el socialismo”. Es por ello que en el
proyecto de ley presentado en la Cámara de Diputados, se afirmaba que “El
futuro del país pertenece a la niñez y juventud socialista” y que el fin de la
educación socialista consistía en “la formación de la conciencia de clase” del
proletariado (1981:381-382).
A
pesar que la modificación al artículo 3ro es uno de los sucesos más destacables
en el ámbito de la educación durante el gobierno del general Cárdenas,
simplificar a este hecho su política educativa seria inadecuado; ya que durante
el sexenio cardenista se le dio un fuerte impulso en muchos sentidos. Por una
parte, el número de escuelas se multiplico considerablemente, al igual que la
plantilla de maestros rurales; de igual forma, se crearon internados para hijos
de obreros y campesinos, y en las escuelas se cantaba lo mismo el Himno
Nacional Mexicano que “La internacional”. La conmemoración del 1ro de mayo
cobró un nuevo sentido con la participación activa de los estudiantes, y la
historia de las luchas obreras y campesinas de México y el mundo comenzó
a ser contada en las aulas. Un hecho igualmente destacable fue la
fundación, en 1936, del Instituto Politécnico Nacional, institución creada con
el objetivo de “preparar técnicos para las empresas estatizadas surgidos de las
filas de los hijos de obreros y campesinos, para lo cual en el Politécnico se
estableció un régimen de interinato” (1981:382).
Finalmente,
la educación socialista fue abandonada por completo una vez que Lázaro Cárdenas
dejará el poder, y para 1945, Manuel Avila Camacho presento un proyecto de ley
que proponía reformar nuevamente el artículo 3ro, con la intención de suprimir
el precepto de la educación socialista; y aunque esta decisión generó diversas
resistencias, en especial (¿quién lo dijera?) del naciente Sindicato Nacional
de Trabajadores de la Enseñanza (SNTE). Un personaje que jugó un papel
importante en el cabildeo para la aprobación de esta reforma, fue Vicente
Lombardo Toledano, quien argumento que para no dar pretextos a los ataques
reaccionarios que vulneraban la unidad nacional, era necesario “modificar
aquellos aspectos equívocos de la redacción del artículo 3ro.” (Gilly,
1981:383).
La Reforma Educativa
El primero de diciembre del 2012, luego de que el país
experimentara a dos sexenios de gobiernos panistas, el PRI logró regresar a los
Pinos con la candidatura de Enrique Peña Nieto. Después de unas desaseadas
elecciones y de una toma de poder que estuvo enmarcada por protestas sociales
sumamente violentas; el dinosaurio despertó de un breve letargo para retomar
sus fueros. En este contexto de deslegitimación y enorme encono social, el 2 de
diciembre del 2012, las principales fuerzas políticas del país (PRI, PAN y PRD)
firman el Pacto por México; el cual pretende “sentar las bases de un nuevo
acuerdo político, económico y social para impulsar el crecimiento económico”
(Pacto por México, 2015:2). La firma de este pacto está sentado sobre 5
acuerdos fundamentales: “1. Sociedad de Derechos y Libertades. 2. Crecimiento Económico,
Empleo y Competitividad. 3. Seguridad y Justicia. 4. Transparencia, Rendición
de Cuentas y Combate a la Corrupción. 5. Gobernabilidad Democrática.” (2).
En los hechos, cada uno de estos puntos propone –siempre de
forma velada- la aplicación de políticas privatizadoras de corte neoliberal
dictadas por organismos financieros internacionales tales como el Fondo
Monetario Internacional[9], el
Banco Mundial[10] o la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico o la Organización de Estados Americanos[11]. En
este sentido, las llamadas reformas estructurales[12], no son otra cosa que una nueva etapa de los
procesos neoliberales implantados a nivel global, los cuales buscan acentuarse
en el país con una profundidad nunca antes vista. Un claro ejemplo de ello es
la Reforma Educativa, la cual ha desencadenado masivas de protestas en todo el
país, las cuales han sido encabezadas principalmente
por la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE).
El 11 de septiembre del 2012, el Ejecutivo Federal presentó
un proyecto de Reforma Educativa el cual hace un claro énfasis en la
importancia de contar con una educación de calidad para todo el país. Al
respecto, el punto 1.3 del Pacto por México “Educación de calidad y con
equidad” enumera una serie de acciones que permitirán el acceso equitativo a
una educación de calidad (Sistema de información y gestión educativa;
consolidación del Sistema Nacional de Evaluación Educativa; autonomía de
gestión de las escuelas; escuelas de tiempo completo; computadoras portátiles
con conectividad; crear el Servicio Profesional Docente; fortalecer la
educación inicial de los maestros; incrementar cobertura en educación media
superior y superior; programa Nacional de Becas) (Peña Nieto et all, 2015: 4-6).
Aunado a esto, el Pacto por México menciona que el Estado
mexicano ha tenido un gran avance en lo que respecta a la cobertura, y que en
este momento resulta prioritario “elevar
la calidad de la educación de los mexicanos para prepararlos mejor como ciudadanos
y como personas productivas” (4). Como se puede observar en el contenido del
documento, existe una clara manifestación de ponderar aspectos cualitativos de
la enseñanza en nuestro país, antes que aspectos cuantitativos. Esta visión se
fortalece con el contenido de la propia reforma educativa, que en el segundo
punto (“El imperativo de la calidad”) menciona lo siguiente:
Desde diversos ámbitos
de expresión la sociedad mexicana hace cada día más intenso el reclamo por una
educación de calidad. Se trata de una preocupación fundada, toda vez que a lo
largo de la historia los mexicanos hemos adquirido conciencia y hemos podido
apreciar el valor que la educación representa para la satisfacción de los
anhelos de justicia y desarrollo (Peña Nieto, 2015:3).
En este sentido, el documento menciona también que la
principal ruta para alcanzar la calidad educativa es la evaluación:
La evaluación
educativa, instituida como parte de esa búsqueda de transformación, ha
contribuido a un mejor conocimiento de nuestro sistema educativo y ha
proporcionado nuevos elementos que permiten entender con mayor claridad lo
mucho que hay por hacer para mejorar el aprendizaje de los alumnos. Las
evaluaciones internacionales en las que nuestro país ha participado han hecho
posible la comparación de nuestra realidad con las de otras naciones (3).
Aunado a eso, la reforma educativa, que si bien es cierto vislumbra
la participación de diversos actores en
el quehacer educativo (padres de familia, alumnos, autoridades escolares, etc.),
considera el desempeño docente como el factor fundamental a evaluar, y al
Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE)[13] como el
organismo idóneo para realizarla. Al respecto, el documento señala lo
siguiente:
es innegable que el
desempeño del docente es el factor más relevante de los aprendizajes y que el
liderazgo de quienes desempeñan funciones de dirección y supervisión resulta
determinante. En atención a ello, la creación de un servicio profesional docente
es necesaria mediante una reforma constitucional; el tratamiento de los demás
factores podrá ser objeto de modificaciones legales y administrativas en caso
de estimarse necesarias.
[…] se estima necesario
elevar a rango constitucional las disposiciones que permitirán dotar al Sistema
Educativo Nacional de los elementos que impulsen su mejoramiento y aseguren la
superación de los obstáculos que lo limitan. Se requiere, en consecuencia,
establecer las bases para la creación de un servicio profesional docente y para
la constitución del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, como
máxima autoridad en materia de evaluación. (4).
Dicho lo anterior puede observarse con claridad que la
reforma educativa establece como mecanismo para alcanzar los estándares de
calidad antes mencionados, la restricción del ingreso, la permanecía y el ascenso
dentro del servicio profesional docente a los procesos de evaluación que se
realice al magisterio a través del INEE, cuyas funciones quedan establecidas en
la fracción VII del artículo 3ro
Para garantizar la prestación de servicios educativos de
calidad, se crea el sistema nacional de evaluación educativa. La coordinación
de dicho sistema estará a cargo del Instituto Nacional para la Evaluación de la
Educación, [que] será un organismo público autónomo, con personalidad jurídica
y patrimonio propio. Corresponderá al instituto evaluar la calidad, el
desempeño y resultados del sistema educativo nacional en la educación
preescolar, primaria, secundaria y media superior. Para ello deberá:
A) diseñar y realizar las mediciones que correspondan a
componentes, procesos o resultados del sistema; B) expedir los lineamientos a los que
se sujetaran las autoridades educativas federal y locales para llevar a cabo
las funciones de evaluacion que les corresponden; y C) generar y difundir informacion y,
con base en esta, emitir directrices que sean relevantes para contribuir a las
decisiones tendientes a mejorar la calidad de la educacion y su equidad, como
factor esencial en la busqueda de la igualdad social.
La Junta de Gobierno será el órgano de dirección del Instituto. Se
integrará por cinco miembros designados por el Ejecutivo Federal, con la
aprobación, dentro del plazo de treinta días naturales, de las dos terceras
partes de los miembros presentes de la Cámara de Senadores o, durante los
recesos de ésta, de la Comisión Permanente. (Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, 2015).
Como se puede apreciar con claridad hasta ahora, la reforma
educativa de Peña Nieto se remite al ámbito meramente laboral y deja de lado
por completo aspectos pedagógicos relacionados con los planes y programas de
estudios, los contenidos de los libros de texto gratuito, o bien, en las
estructuras burocráticas encargadas de dirigir la educación en México. Esto
hace que todo el peso de la reforma, y sobre todo del diagnóstico sobre las
deficiencias del Sistema Educativo Nacional recaigan en el desempeño y la adecuada
evaluación de los profesores.
No obstante lo anterior, hasta el momento de la firma del
Pacto por México, las críticas por parte del magisterio disidente se habían
mantenido en un bajo perfil, además de un tanto desarticuladas y acotadas al
plano de lo local o estatal. Sin embargo, en las argumentaciones de los grupos de
profesores críticos, era común recurrir al planteamiento que hacía notar la
intrusión de los poderes fácticos en la elaboración dicha reforma, agrupados
principalmente dentro de la asociación “Mexicanos Primero”, que es presidida
por Claudio X. González[14]. Esta
organización ha sido una de las que más presionó a la Secretaria de Gobernación
para que la reforma fuera aprobada sin que existiera de por medio ninguna proceso
de diálogo y negociación con la CNTE[15], que es
punta de lanza del movimiento antireformista.
El conflicto magisterial, así como el tono de las protestas
de la CNTE -lidereada principalmente por la Sección 22 del estado de Oaxaca-,
escalaron considerablemente en el momento en que se dieron a conocer las leyes
secundarias que serían implantadas junto con la reforma. Estas son tres y se
clasifican de la siguiente manera: “1) Decreto por el que se reforman,
adicionan y derogan diversas disposiciones de la Ley General de Educación. 2)
Decreto por el que se expide la Ley del Instituto Nacional para la Evaluación
de la Educación. 3) Decreto por el que se expide la Ley General del Servicio
Profesional Docente” (SEP, 2015:2). Ha sido en realidad en la aprobación de las
leyes secundarias, en donde más se han vulnerado los derechos laborales de los
docentes, así como la gratuidad de la educación y la rectoría del estado sobre
esta.
Un claro ejemplo de ello, es la pretensión que los maestros
pasen “dos años a prueba y puedan ser despedidos, de no aprobar las
evaluaciones, sin ninguna responsabilidad laboral para el Estado [y de igual
manera] Se plantea [también] desaparecer el escalafón y sujetar a los
profesores a tres exámenes” (La Jornada, 2015). Otro aspecto que ha llamado
fuertemente la atención, es el hecho de la autonomía en la gestión escolar, la
cual consistirá en delegar todas las atribuciones a los directivos del plantel
escolar, para obtener los recursos económicos necesarios para “mejorar la
infraestructura, comprar materiales educativos, resolver problemas de operación
básicos y propiciar la participación de la comunidad escolar” (Presidencia de
la República, 2015). Esta es una clara muestra de cómo el Estado pretende
desentenderse de las obligaciones históricas adquiridas en el artículo 3ro como
garante y rector de la educación pública, para delegarlas a grupos de poder que intentarán a toda costa y sin
ningún escrúpulo, acrecentar las oportunidades de negocios, aún a costa de la
educación misma.
Fue así como a partir del mes de agosto del 2013, “más de 20,000 maestros provenientes de Oaxaca, Chiapas y Guerrero,
principalmente, arribaron al Zócalo capitalino con el propósito de manifestarse
en contra de la reforma educativa”, hecho que represento “de acuerdo con la
Cámara Nacional
de Comercio, Servicios y Turismo de la Ciudad de México (Canaco), las protestas
han dejado pérdidas económicas por 767 millones de pesos” (ADN Político, 2015).
Aunado al plantón en la plancha del zócalo, la CNTE se manifestó de manera
regular en las calles de la Ciudad de México, teniendo como principales
objetivos el bloqueo a la Cámara de Diputados y Senadores, al Aeropuerto
Internacional de la Ciudad de México y el duopolio televisivo. Finalmente, el 13
de septiembre, fuerzas federales desmantelarán por medio de la fuerza el
plantón de la plancha del zócalo, dejando como consecuencia 32 personas
detenidas y un número indeterminado de profesores heridos (La Jornada, 2015).
El panorama de la educación en México
En
México –según los datos arrojados por el Dr. Gil Antón[16]- existen 114 millones de
habitantes con edades que van de los 15 a los 64 años. Dentro de este universo
se hayan 4 millones de personas (en su gran mayoría mujeres indígenas) que no
pueden leer o escribir un recado; es decir, que son analfabetas. Además de los
anterior existen 10.1 millones de personas que no han concluido la educación
primaria y 16.4 millones que no han concluido la secundaria. Esto es a lo que
en nuestro país se le conoce como rezago educativo, un padecimiento que afecta
a un total de 31.9 millones de personas debido a las condiciones que privan en
el Sistema Educativo Nacional.
Estos
datos, que sin duda resultan alarmantes, se vuelven completamente comprensibles
si los visualizamos como un elemento más de la desigualdad social que padece el
país. No obstante lo anterior, la reforma educativa impulsada por el gobierno
federal desde el 2013 se ha enfocado en realizar adecuaciones de tipo
administrativas, las cuales buscan liberar al Estado de las obligaciones
relacionadas con los derechos laborales de los docentes y no con combatir las
enormes carencias que perviven en la educación pública, tales como falta de
presupuesto, inadecuada infraestructura, planes y programas de estudio
obsoletos, además de la falta de una capacitación realmente funcional para los
profesores, la cual no sea utilizada como herramienta de control político.
No
está por demás mencionar que en este país (y esto no es nuevo), quienes más
padecen de las erráticas políticas públicas son las poblaciones más marginadas;
es decir, aquellas personas que tienen que caminar kilómetros para llegar a un
aula sin techo, o sin paredes, o sin pizarrón, o sin energía eléctrica, o sin
fibra óptica para tener acceso a la web,
etc. Por ello resulta evidente que en el combate al rezago educativo, la
primera acción a realizarse es el combate al rezago económico, el cual genera
una indignante brecha entre las poblaciones más pobres de este país –las cuales
crecen año con año- y los pequeños grupos oligárquicos que controlan la
economía y la política de este país.
Como
bien lo menciona el Dr. Gil Antón en otro video publicado igualmente por el
COLMEX[17], lo que se requiere para
mejorar el sistema educativo es la implementación de una auténtica reforma
educativa que brinde capacitación efectiva y útil a las y los profesores, a quienes
en una interesante analogía, Gil Antón los equipara con los conductores de un
camión que por desgracia, padece de graves averías. Siendo así, la capacitación
y evaluación de los operadores de este camión viejo y vetusto no tendrán un
impacto en la sociedad si antes no se repara al vehículo; es decir, el sistema
educativo, cambiando su motor, sus llantas, sus asientos, etc. No obstante, la
tarea no concluye ahí, pues además de las reparaciones que el camión necesita,
es impostergable la tarea de mejorar el camino por el cual transita; es decir,
la realidad social del país el cual padece de desigualdades sociales
verdaderamente alarmantes.
Conclusiones
A menara de cierre, es posible entender que el proceso
revolucionario de 1910, el cual tuvo su expresión más genuina en la
participación de las masas campesinas, logró desmantelar de manera irreparable
a la burguesía porfiriana; para que de esta manera se pudiera abrir paso hacia
el poder una nueva clase oligárquica pequeñoburguesa y nacionalista que, no
obstante su condición de clase y aún en contra de su propia voluntad, tuvo que
realizar importantes concesiones a las demandas populares surgidas principalmente
del carrillismo, el villismo y del zapatismo. Fue tal la fuerza y la violencia
con la que los grupos de campesinos irrumpieron en 1910, que resultó necesario
consagrar dentro de la Constitución Política de 1917, una serie de postulados
que pudieran pacificar en un primer momento, y posteriormente aglutinar con
cierto éxito en torno a la figura del Partido de Estado, a todas estas masas
incipientemente organizadas, las cuales, no obstante la ausencia de un proyecto
unificado de nación, lograron bosquejar ciertas ideas de una realidad que
anhelaban construir.
Fue así como durante gran parte del siglo XX, la sociedad
mexicana vivió debatiéndose entre un sistema corrupto y autoritario que,
empero, logró solidificar durante algunas décadas una economía capitalista con
un fuerte proteccionismo estatal que buscaba contener, mediante una visión
bastante peculiar del keynesianismo, el avance de una revolución interrumpida.
Es dentro de ese contexto que toma sentido la promulgación de un artículo 3ro
constitucional, el cual promueve una educación pública, laica y gratuita, que
buscaba transformar los cimientos más profundos de la cultura mexicana durante
la cruzada cultural de José Vasconcelos y de la recién creada Secretaria de
Educación Pública.
Sin embargo, a partir de 1982, el rumbo de las políticas
económicas del país adoptaron un nuevo derrotero, el cual llevó al Estado
mexicano a vender infinidad de empresas paraestatales, a abrir por completo sus
fronteras en pos de la explotación irracional de nuestros recursos naturales
por parte de gigantescos conglomerados globales; y a olvidar el sentido
antiimperialista y nacionalista que había adoptado la Revolución mexicana,
incluso dentro de los sectores pequeñoburgueses que habían conseguido encumbrarse
en el poder. Ante este panorama, resulta inevitable afirmar que mediante la
Reforma Educativa, que forma parte del paquete de Reformas Estructurales
dictadas e impuestas desde el hemisferio norte del planeta, no sólo se pretende
vulnerar los derechos laborales del magisterio, así como su capacidad de
organización, resistencia y lucha; sino se pretende lograr lo que no
consiguieron ni Victoriano Huerta después del golpe de estado propinado en 1913
a Madero; ni Venustiano Carranza, con el asesinato de Emiliano Zapata y la
rendición de Francisco Villa; es decir, la muerte de la revolución.
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[1] De acuerdo con Perry Anderson, el
neoliberalismo es una “reacción teórica y política vehemente contra el Estado
intervencionista y de bienestar. Véase “Balance para el neoliberalismo:
lecciones de izquierda”, en Viento del
sur, No 6, 1996:37.
[2] De acuerdo con Juan Campos Vega, en
diciembre de ese año, Miguel de la Madrid envió al Congreso de la Unión un par
de iniciativas para modificar los artículos 25 y 134 de la Constitución. Véase “La
crisis del neoliberalismo en México, balance económico y social”, México, 2000,
p. 1.
[3] “Luego de la derrota que los
ejércitos revolucionarios del norte propinan al gobierno de Victoriano Huerta,
las distintas facciones que habían participado en esta lucha convocan para
octubre de 1914 a la Convención de Aguascalientes, la cual reúne a las tres
principales corrientes ideológicas que participaban en el proceso
revolucionario: carrancistas, villistas y zapatistas. El objetivo era, entre
otras cosas, lograr la pacificación del país y concretar un proyecto de nación
que abarcara las demandas de los tres grupos” (Ulloa, 1988:1150).
[4] El artículo 27 habla sobre la
propiedad de las aguas y tierras comprendidas dentro del territorio nacional,
la propiedad privada, el fraccionamiento de los latifundios, entre otros. El
artículo 123, que establece derechos laborales tales como la jornada de 8
horas, un salario mínimo adecuado para “satisfacer las necesidades normales de
la vida del obrero, su educación y sus placeres honestos” (Constitución
Política, 1917:76); o bien, la formación de sindicatos y el derecho a la
huelga. Finalmente, el artículo 130 habla sobre la libertad religiosa y la
imposibilidad de participar dentro de organizaciones políticas a los ministros
de culto.
[5] Se entiende por Felixismo a la corriente política
encabezada por Feliz Díaz, sobrino de Porfirio Díaz e importante promotor del
golpe de estado contra Francisco I. Madero en febrero de 1913.
[6] Período
de tiempo que va de 1929 a 1934 y que se caracteriza por el control político por
parte de Plutarco Elías Calles, el Jefe
máximo de la Revolución. En esta fase ocuparon la presidencia de la
república Emilio Portes Gil (interino tras la muerte de Álvaro Obregón); Pascual
Ortiz Rubio y Abelardo Rodríguez, que sustituye en el cargo a Ortiz Rubio.
Véase http://portalacademico.cch.unam.mx/materiales/prof/matdidac/sitpro/hist/mex/mex2/HMII/Maximato.pdf
(2015).
[7] En 1928, Calles realiza uno de los
actos “más trascendentales para la institucionalización del sistema político
posrevolucionario […] la creación de un partido que agrupara a todas las
corrientes de la heterogénea coalición gubernamental: el Partido Nacaional
revolucionario” (Mayer, 1988:1193).
[8] Ignacio García Téllez fue un
importante promotor de la autonomía universitaria, además de fungir como rector
de la UNAM de 1929 a 1932. Como Secretario de Educación Pública promovió
programas de capacitación para el magisterio, además de la creación del
Instituto Politécnico Nacional. Véase http://biblioweb.tic.unam.mx/diccionario/htm/biografias/bio_g/garcia_tellez.htm
(2015).
[9] Ver
“México y el Fondo Monetario Internacional” en http://www.lajornadadeoriente.com.mx/columna/puebla/economia/mexico-y-el-fondo-monetario-internacional_id_23512.html.
[10]
Ver “Pacto por México enfrenta prueba de fuego con reformas energética y
hacendarias” en http://www.elfinanciero.com.mx/economia/pacto-por-mexico-enfrenta-prueba-de-fuego-con-reformas-energetica-y-hacendaria.html
[11] Ver
“Directrices de la OCDE, en el Pacto por México” http://www.jornada.unam.mx/2012/12/07/sociedad/048n2soc.
[12]
Las reformas estructurales incluyen la Reforma Educativa, la Reforma
Financiera, la del Sector Salud, la de Telecomunicaciones, la Reforma
Energética; además de la Reforma Política.
[13]
De acuerdo con la información
proporcionada en el portal web “El Instituto Nacional para la
Evaluación de la Educación (INEE) fue creado por decreto presidencial el 8 de
agosto de 2002 […]
Antes de constituirse como organismo autónomo,
operó en una primera etapa, del 8 de agosto de 2002 al 15 de mayo de 2012, como
un descentralizado de la Secretaría de Educación Pública y, en una segunda, del
16 de mayo de 2012 al 25 de febrero de 2013, como un descentralizado no
sectorizado.
Como se establece en el decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación, a partir del 26 de febrero de 2013 el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación se convirtió en un organismo público autónomo, con personalidad jurídica y patrimonio propio.
En esta nueva etapa, el INEE tiene como tarea principal evaluar la calidad, el desempeño y los resultados del Sistema Educativo Nacional en la educación preescolar, primaria, secundaria y media superior.” Ver en http://www.inee.edu.mx/index.php/acerca-del-inee/que-es-el-inee
[14] Ver “Urge rescatar educación:
Mexicanos Primero” en
http://eleconomista.com.mx/sociedad/2013/01/29/educacion-secuestrada-oaxaca-michoacan-mexicanos-primero
[15] Ver “Los de la CNTE, ¿criminales y
terroristas?” en http://eleconomista.com.mx/sociedad/2015/07/08/cnte-criminales-terroristas-mexicanos-primero
[16] Manuel Gil Antón cuenta con un
Doctorado en Ciencias con especialidad en Teoría de las ciencias. Sección de
Metodología y Teoría de la Ciencia por el Centro de Investigaciones y Estudios
Avanzados (Cinvestav) Instituto Politécnico Nacional y se desempeña como
profesor investigador en el Colegio de México y en la UAM
[17]
«“La reforma educativa” por Manuel Gil Antón». (2015) https://www.youtube.com/watch?v=jH6lzKYGgNY.